Louise Bourgeois

“En la vida real me identifico con la víctima. En mi arte, soy la asesina. Estos horribles sentimientos se convierten en trabajos que el público encuentra muy alegres. En mi arte vivo un mundo de mi propia factura. Tomo decisiones. Tengo poder. En el mundo real, no quiero el poder”.

“Las obras son para expresar emociones. Y las emociones no son apropiadas para mi cuerpo. Por eso utilizo el arte como garantía de salud mental”.

Louise Bourgeois (París, 1911- Nueva York, 2010) es una de las artistas femeninas más respetadas del mundo, y su fama sigue creciendo a medida que pasan los años. Pocas personas pueden mantener una creatividad tan fuerte hasta la edad de 90 años, y su propia existencia es un milagro de la vida. A través de su arte, podemos ver claramente el proceso de exploración de todo el arte moderno y el cuidado profundo y duradero del tema de la naturaleza humana. Nunca ha habido un artista que haya mostrado su vida de manera tan valiente al mundo. Ella nos ha traído pensamientos profundos sobre la naturaleza humana en el cambio de destino. Se puede decir que solo vive en su propio mundo. Pero ella siempre ha estado tan sola, y se dice que es una feminista que nunca participa en ninguna manifestación feminista. Su edad ha experimentado la popularidad del impresionismo y el minimalismo, pero ella no pertenece a ningún género, siempre ha estado en la cima del arte, pero absolutamente independiente de la moda.

Alentada por Marcel Duchamp, en 1949 realizó su primera exposición individual en Nueva York. Desde entonces, Bourgeois ha seguido desarrollando su propio lenguaje artístico en nuevos materiales y formas. La escultura humana se ha transformado en arquitectura, a veces abstracta. Después de la década de 1970, su poder creativo comenzó a estallar. En 1982, Bourgeois marcó un importante punto de inflexión en su carrera artística. El Museo de Arte Moderno de Nueva York exhibió su obra de arte en grandes cantidades, y esta es la primera vez que el museo exhibe una retrospectiva para mujeres artistas. Desde entonces, su trabajo ha comenzado a ser buscado a escala global. El año pasado, una de sus esculturas de araña se vendió por 4 millones de dólares.

El recuerdo de la infancia siempre ha sido la inspiración para la creación de Bourgeois. ​​Ella explora de forma autodestructiva de las experiencias de la infancia y el entrecruzamiento del amor y el odio con su padre, y reflejando la confusión y el malestar de sus sueños en sus obras.

Sus primeros trabajos son pinturas o esculturas gráficas, que son cercanas a la forma surrealista, y después de la década de 1940 comenzaron a probar la escultura. Al principio realizaba tallas de madera de color. Más tarde, empezó a realizar esculturas con más materiales, como por ejemplo bronce, mármol y látex. Su trabajo es abstracto, pero es fácil a la hora de comprender para el público porque siempre está relacionado con el cuerpo humano y el sexo.

Sus obras reflejan la relación entre personas, traición, venganza, ansiedad, confusión, ataque, soledad, etc. Aunque el significado es abstracto y profundo, tiene un atractivo emocional. Ella se siente atraída por estos temas a lo largo de su vida, pero cambia constantemente el material, el estilo y la exploración repetidamente, por lo que el trabajo es rico y variado.

Le interesan las diversas formas de forma femenina, incluidos los roles de hija, esposa, madre y amante. Uno de sus primeros trabajos que reflejan el rechazo simbólico de las estructuras patriarcales es la serie Femmes-Maison, elaborada a mediados de la década de los cuarenta. En ella, las mujeres son representadas como cuerpos anónimos cuyo rostro ha sido sustituido por la figura de la casa. Símbolo de la reducción de las mujeres a las tareas domésticas, relegadas al peso de que recae sobre sus espaldas por tener que llevar la casa literalmente a cuestas.

Cuando hablamos de Louise, nos viene a la mente el arte y el concreto su mayor aportación a la sociedad y al ámbito artístico que fue el hecho de ser la precursora del llamado arte confesional.

Louise, conocida por sus esculturas, sigue las dinámicas de la escultura contemporánea, la cual empieza a establecer una nueva relación con la realidad generada por el nuevo rol que el propio artista mantiene ante la sociedad. Y es que la escultura del siglo XX había adoptado una serie de características poco convencionales donde, en muchas ocasiones, el espectador ha tenido dificultad de entender y aceptar. El concepto de la escultura ha sido redefinido y repensado en profundidad a lo largo de todo este siglo y la propia Louise ha tenido una gran repercusión en este sentido.

Esta repercusión se ve también en su compromiso con la sociedad y en concreto con el feminismo del siglo XX a raíz de su participación en los movimientos artísticos feministas de los años 70, en donde tanto artistas como escritoras desarrollaron una intensa campaña sobre el patriarcado imperialista en el arte. Su arte se rebela contra la abstracción minimalista imperante. En cuanto a otras ideas generales que nos muestran el poder transformador que Louise tuvo en la sociedad y en el arte encontramos el impacto que causó en la sociedad que las obras escultóricas dejasen de exhibirse únicamente en museos y galerías y saliesen a la calle, como fue su caso. La anterior idea viene ligada con el nuevo rol que adquieren los artistas y la manera en que el arte interactúa con la sociedad, ahora las obras interactúan con el espectador. Rompen con la concepción clasicista que se tenía de ellas (ahora puedes tocarlas, meterte dentro de ellas, etc.)

Esto quiere decir que la obra de Louise cambia la relación de la obra de arte con el espectador y el espacio. La escultura contemporánea ha tenido una gran repercusión en el desarrollo turístico de una ciudad y el ejemplo es “Mama”, la gran araña emplazada en la ciudad de Bilbao. Contribuyó a que la figura humana perdiese su omnipresencia en la escultura. El lenguaje escultórico es expresionista. Las obras transmiten angustia, inquietud, rechazo… (como es el caso de la artista cuya obra refleja sus traumas, angustias…). Su arte es un reflejo en el que nadie querría mirarse ya que sus obras hablan de dolor, frustración, angustia, desolación…

En definitiva, Louise supuso la creación y comienzo de un nuevo concepto de la escultura a partir del siglo XX, llegando a crear un nuevo estilo dentro de las Vanguardias mediante el arte confesional. El espíritu rupturista de dichas vanguardias reavivó el interés por la escultura la cual había permanecido en segundo plano en épocas anteriores. Louise tuvo gran culpa en esto, ya que parte de su producción artística ha causado un gran impacto en la sociedad puesto que estas obras están perfectamente integradas en el urbanismo, ya que rompen con la visión clasicista de la escultura creando una nueva relación entre el espectador y el objeto.